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• El sodio es imprescindible para mantener el equilibrio hídrico del cuerpo: a mayor intensidad del ejercicio y mayor temperatura en el ambiente, mayor es la pérdida de este mineral. El sudor contiene agua como primer elemento, pero posee una gran concentración de Sodio que es eliminado cuando nos encontramos ante ejercicios intensos o de larga duración. Cuando sudamos, estamos perdiendo alrededor de 1-1,5 gr de sal (NaCl) por cada litro de sudor, lo que provoca una disminución en nuestro rendimiento físico (aumentando el riesgo de sufrir calambres o deficiencias en la contracción muscular). Es crucial, por tanto, recuperar este elemento tras el ejercicio.

• El calcio también es un constituyente importante del sudor humano, aumentando la necesidad de este mineral en el deportista. Unas pérdidas importantes del calcio por medio del sudor después de una sesión de entrenamiento, normalmente superan la cantidad absorbida de este mineral con la dieta.

Para el deportista, una alteración en las concentraciones musculares puede afectar claramente a su rendimiento deportivo. Uno de los síntomas más claros de deficiencia son los calambres musculares.

• El potasio, al igual que el sodio, ayuda a mantener el volumen plasmático y la hidratación en el deportista. Aproximadamente se pierden entre 300 a 800 mg de potasio después de dos o tres horas de ejercicio intenso. Es crucial mantener unos niveles de potasio adecuados en nuestro organismo, teniendo en cuenta que si los niveles en sangre están por debajo de la normalidad puede dar lugar a ritmos cardiacos anormales. El potasio actúa además en la transmisión del impulso nervioso.